Team Fitzen se va de viaje de formación de Unimog a Yaundé, en Camerún.
La clave del éxito de Unimog Team Fitzen es muy sencilla. Con su pasión por las máquinas agrícolas y mucho encanto, Henning Heitmann y todo el equipo han conquistado los corazones de toda la comunidad de YouTube en el vuelo.
«We are farmers», suena en una canción de uno de sus vídeos más populares. Han dado en el clavo. Todo empezó con un Unimog U 1000 424 rojo en versión agrícola que los amigos compraron con sus ahorros. Henning acababa de terminar su formación como ganadero y estaba buscando un vehículo adecuado para la explotación lechera, en el norte de Alemania, que pudiera utilizar junto con su padre. Pronto, el todoterreno de Mercedes-Benz convenció a estos jóvenes fanáticos de las máquinas.
Pero no querían que su entusiasmo pasara desapercibido: en 2017, abrieron su canal de vídeos y, hoy, más de 20 000 suscriptores están atentos a todo lo que los jóvenes de la localidad de Fitzen hacen con su Unimog. Poco a poco, se fueron sumando canales en redes sociales como Facebook e Instagram.
Los contenidos ofrecidos por el Unimog Team Fitzen siguen centrándose principalmente en el ámbito agrícola. Pero, además de mostrar actividades interesantes con su Unimog, los YouTubers del norte de Alemania hablan también habitualmente sobre eventos y proyectos de restauración. Incluso hay espacio para hacer formación de vehículos fuera del país.
De práctica en todo el mundo.
Unimog Team Fitzen worldwide: así se podría describir lo último del equipo de fanáticos alemanes del Unimog. El viaje más largo hasta ahora: dos semanas en Camerún. En África Central, Henning Heitmann y Moritz Gerau han formado a trabajadores del servicio estatal de mantenimiento de carreteras con Unimog U 300 y U 400 con desbrozadora para el cuidado de los arcenes de las carreteras.
Carga de contenedores hacia África Central.
De los apacibles campos de Fitzen a una formación en África central en apenas unos meses: ¿cómo ha ocurrido? Los fanáticos del Unimog de Schleswig-Holstein han conseguido miles de seguidores en las redes sociales con sus vídeos informativos y sus conocimientos. Por su parte, el gobierno camerunés buscaba expertos para realizar formaciones sobre portaimplementos Unimog que habían adquirido hacía tiempo. Dicho y hecho: así llegó el encargo a Henning Heitmann. Moritz Gerau resultó ser un buen socio para el proyecto: el especialista en Unimog ya estaba implicado, tanto en el teoría como en la práctica, en la dirección del grupo regional del club de Unimog Gaggenau.
En su búsqueda de un aparato efectivo para el mantenimiento de los arcenes de las autovías nacionales, el gobierno camerunés se decidió por un Unimog U 300 del año de fabricación 2003 con una desbrozadora frontal Mulag, y un Unimog U 400 de 2004 con superestructura de desbrozadora Gilbers y brazo frontal con tijera cortasetos. El rendimiento y la eficiencia eran las prioridades de los mandos encargados de la decisión.
Solo faltaba alguien que realizara la formación, y ese alguien llegó en avión a mediados de septiembre. Desde Duala era necesario recorrer 200 km hacia el interior de Camerún, donde ambos se encontraron con su contacto local en la capital, Yaundé.

Competencia en solución de problemas: sobresaliente.
Todo comenzó el mismo día: primero al ministerio de transportes para conocer al mismísimo secretario de estado del ministro. Luego, al lugar donde se iba a desarrollar todo, el depósito de «Matgenie». En el terreno del centro de formación se inspeccionó minuciosamente los dos Unimog y se montaron las desbrozadoras.
Sin embargo, los problemas surgieron al realizar la primera prueba: El brazo frontal mecánico Gilbers funcionó sin problemas, pero la superestructura desbrozadora no quería arrancar y la desbrozadora Mulag no tenía corriente ni en el puesto de control ni en la caja de conexiones. Así que hubo que empezar a improvisar para conseguir que la tecnología empezara a funcionar.
El problema de la cabeza desbrozadora de Gilbers se encontró rápido: había un cojinete fijo. Buscar un cojinete de recambio y cambiarlo con unas herramientas escasas fue más complicado. Por suerte, el equipo experto se marcó su primer éxito pronto.
Por otra parte, establecer la alimentación eléctrica para el Mulag llevó más tiempo, porque había algo en la caja de conexiones que no estaba bien. «Lo único que teníamos para medir era una bombilla y dos cables», cuentan Henning Heitmann y Moritz Gerau. Después de cambiar dos relés con algo de ayuda del electricista local, que a pesar del rudimentario aparato de medición era muy capaz, finalmente la desbrozadora se pudo manejar desde el puesto de la cabina del Unimog.
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